El tratamiento antirreflejo consiste en un revestimiento que se hace a la lente, por medio de una delgada película de varias capas que se aplica sobre ella para reducir los reflejos y eliminar el deslumbramiento.
Facilita la transmisión de luz y mejora los contrastes, este tratamiento también reduce los efectos de cataratas, degeneración macular y otros trastornos relacionados con la edad.
El uso del AR se recomienda para desarrollar todo tipo de actividades, pero particularmente en aquellas personas que trabajan con aparatos tecnológicos.
Asimismo, además de reducir el deslumbramiento también disminuye las imágenes fantasmas y distorsiones ocasionadas por las ametropías.
Mejora la relación del contraste haciendo más fácil y cómoda la lectura, y también proporciona una definición más nítida de la imagen, garantizando una observación clara de los detalles.
Beneficios estéticos
El tratamiento antirreflejo ofrece una serie de importantes ventajas estéticas, ya que permite que al usuario de anteojos se le vean más los ojos y menos el reflejo que se produce en la lente.
En este sentido, el AR mejora el aspecto de los usuarios, en especial de los que utilizan diseños sin aros o que padecen el denominado “efecto fondo de botella”, causado por lentes con fórmulas altas. Y elimina casi por completo el brillo de la superficie de las lentes, haciéndolas prácticamente invisibles para los demás.